“El hombre puede encontrar la felicidad
sólo si sabe limitar sus necesidades”
Máxima Zen
El Producto Interno Bruto (PIB)
de México se desaceleró en los últimos meses. En el periodo de abril a junio se
produjo menos que en los tres meses anteriores. Esto es preocupante porque de
continuar así en los próximos meses habría una quiebra sistémica de empresas y pérdida
masiva de empleos; es decir, estaríamos otra vez en una famosa crisis
económica. Momentos como este hacen pensar si el sistema económico que tenemos
es el mejor que podríamos tener.
La economía ha
llegado a un punto en el que su crecimiento se basa en que las personas
adquieran más y más productos que en realidad no le generan una satisfacción personal
real. Gran parte de la gente, de todas las clases sociales, destina la mayoría
de su ingreso en consumir por aspiración más que por necesidad. Por eso las
casas de empeño están repletas de smartphones
de última generación que valen aproximadamente tres veces el salario
mensual de un mexicano promedio. Asimismo, gente de ingresos medios o altos vive
para el trabajo con el fin de comprar un mayor estatus social a través de
propiedades, joyas, ropa, autos, etc.
Cuando
adquirimos algún producto o servicio buscamos el menor precio o la mayor
comodidad sin pensar en las repercusiones ambientales y sociales que tienen
nuestras acciones. Gran parte de lo que se consume se tuvo que transportar por
cientos o miles de kilómetros para lo cual se contaminó mucho más que si se
hubiera producido lo mismo localmente. Asimismo, posiblemente provienen industrias
contaminantes de China, o incluso México, donde los trabajadores obtienen
sueldos y condiciones de trabajo inhumanas. Otro ejemplo es el uso excesivo del
automóvil pues muchas veces no se justifica su uso; algunas veces es mejor
caminar, tomar el transporte público o utilizar la bicicleta. De hecho, cada
vez se justifica menos su uso en la ciudad, pues la forma más eficiente para
transportar el mayor número de personas en el menor tiempo posible y
contaminando menos, es con un sistema de transporte público intermodal.
El sistema
económico también se ha basado en algo llamado obsolescencia programada. Es
decir, que los productos están hechos para cumplir con una vida útil limitada
para que continuamente se siga remplazando con algo “nuevo” y “mejor”. Es
posible que en las tecnologías de la información sigan habiendo innovaciones
útiles que justifique adquirir continuamente el producto más reciente. Sin
embargo, llegará un momento en que las innovaciones sean superficiales como
sucede en el sector automotriz. Cada año sale a la venta un nuevo modelo que en
realidad no es mucho mejor al anterior. Además, desde hace varios años que el
automóvil cumplió con su función de transportar a la gente.
En la
industria restaurantera y alimenticia sucede algo similar pues se desperdicia
una gran cantidad de alimentos cuando estos podrían ser relocalizados para que
gente necesitada los aprovechara. Un ejemplo son las taquerías que se
encuentran en el D.F. llamadas El Califa, donde un taco normal de pastor cuesta
más de 20 pesos y uno de sus atractivos que presume es que todas las salsas que
ponen en la mesa son desechadas cuando el comensal termina.
Ideólogos del decrecimiento,
término provocador que propone autolimitar el consumo y la explotación
medioambiental, afirman que es posible vivir mucho mejor con mucho menos. ¿Vale
la pena trabajar más de 8 horas diarias para pagar créditos interminables de
autos, televisiones, minicomponentes, celulares, etc. cuando se puede ahorrar
dinero, cultivarse más y disfrutar más la vida al andar en bici, leer un libro,
visitar a un amigo o un museo? Se trata de consumir y producir cosas que en
realidad necesitamos y dedicar más tiempo a la cultura, la espiritualidad, a cuidar
nuestra salud, a las relaciones personales y a disfrutar el medio ambiente.
Consumir en la medida de lo posible productos producidos localmente, de forma
más natural y ecológica; como los alimentos producidos en huertos urbanos. Caminar
más, utilizar la bicicleta y el transporte público. Ver las etiquetas de los
productos para saber dónde y en qué condiciones fue producido. Problemas de
desigualdad, tráfico, contaminación e incluso de inseguridad se resolverían si
estuviéramos conscientes de las necesidades de las demás personas y de las
repercusiones que tienen nuestras acciones para el medio ambiente y la sociedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario